1.20.2019

Los imaginarios






Charles Trenet > La Mer*
Boris Vian & Magali Noel > Rock des petits cailloux
France Arnell > L'Amour s'oublie
Juliette Greco > Sous le ciel de Paris
Edith Piaf > Hymne à l'amour
Sergio Endrigo > Lontano dagli occhi
Charles Aznavour > Les feuilles mortes
Boris vian & Magali Noë > Lune


* El mar no interrumpe nada. Sigue su propia mecánica, sin más objeción que la que podría amontonarse en los ojos. En uno de mis libros preferidos** la evocación del mar funciona también como un reconocimiento tácito de un estado de cultura prominente, rico en esfuerzo y voluntad, tantas veces dibujado en los mapas. El mar ni siquiera exige esgrimir una certeza duradera, pues el oleaje lo impide, y lo advierte cuando en la costa, en las desembocaduras, el agua se arremolina hacia una dirección que, desde lo humano, podría mostrase aún más incomprensible. No es fácil adivinar esa imagen, pero sucumbimos a su caudal. Todo el mundo intenta llegar hasta el mar.

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** Al aproximarse al Mediterráneo, elegimos ante todo un punto de partida: una costa o una escena, un puerto o un suceso, un periplo o un cuento. Luego, ya no importa tanto de dónde hayamos salido, cuenta más hasta dónde hemos llegado, qué hemos visto y cómo lo hemos visto. A veces, todos los mares parecen iguales, sobre todo cuando la travesía es larga. A veces, cada mar es diferente.

Fragmento inicial de Predrag Matvejevic, Breviario Mediterráneo, Anagrama, 1991 (ed. original 1987)


{Utopías-pop III} Instant City, un modelo de urbanismo hipotético en la confluencia de la instalación móvil y la representación gráfica de la cultura de masas {el collage}


{Instant City} Urban action tune up

En 1968, el colectivo británico Archigram desarrolló un proyecto de investigación que exploraba los requerimientos urbanísticos y tecnológicos necesarios para la incorporación de instalaciones móviles en asentamientos fijos que demandaban servicios ampliados durante un período limitado, a fin de satisfacer un problema extremo pero temporal. Instant City parte del conflicto existente entre los centros locales culturalmente aislados y aquellas áreas convenientemente equipadas en las regiones metropolitanas, de tal forma que el proyecto indaga en la posibilidad de agregar fluidez y dinamismo a esos centros a través de eventos temporales, estructuras, módulos móviles y tecnología de la información.

Mientras en Walking City, un proyecto iniciado en 1964, Archigram introduce el concepto de una ciudad nómada {nomadic city} en la cual los servicios públicos urbanos no estarían vinculados a una localización concreta, en Instant City utiliza la noción de travelling metropolis para definir una instalación transportable que injerta servicios de entretenimiento, ocio, información y educación de la ciudad a cualquier zona con recursos escasos. La documentación del proyecto contiene material explicativo de muy diversa índole. Planos, mapas y maquetas describen con gran detalle las directrices de su diseño, tanto en términos de planificación geográfica como en sus aspectos arquitectónicos y logísticos. Con todo, otro tipo de materiales da cuenta del compromiso de Archigram y sus propuestas, incluso aquellas de carácter más especulativo, con los condicionantes de la sociedad de consumo y la ascendente proliferación de los mass-media en todos los niveles de la vida social e individual: el collage.



{Instant City} Holographic set. I made it happen. Response unit

El proyecto Instant City proporciona una visión ejemplar de los usos y funciones del collage en el proceso creativo de Archigram, asi como un acercamiento a su disposición ideológica y cultural en el contexto sociológico de la década de los 60, periodo de mayor actividad creativa del grupo. Esa misma destreza del collage para engarzar el paradigma de la sociedad de consumo al movimiento de un urbanismo hipotético lo hallamos en otros proyectos, tal asi que al menos a partir de 1964 la profusión de imágenes añadidas al material técnico conforma un corpus gráfico, teórico y crítico que converge en la noción de Utopia-Pop. Walking city (1964), Auto-environment (1964-1965), Free time node (1966), Milanogram (1967), Air-Hab (1967), Tuned suburb (1968), Manzak (1969), Batiment public Montecarlo (1969), Trocadero Study (1969), Bournemouth steps (1970), It's a (1970), son ejemplos que revelan la importancia del collage aplicado a una hipótesis de fondo, y remarcan la validez semiótica de una década que emerge bajo la plasticidad de nuevos signos.

Esa plasticidad puede reconocerse en la cobertura social de la contracultura o en la pugna del Pop-Art por afincarse en un lugar privilegiado del campo del arte, en la instrumentalización de la vida a través de los mass media, en la nueva cultura del ocio o los usos de la tecnología en el interior del hogar, en la reproducción de mensajes contrapuestos generados por los medios electrónicos de comunicación, en la liberalización de las costumbres o la floración de valores inéditos surgidos a partir de una nueva cultura del entretenimiento, en la capitalización y asimilación del consumo como engranaje primordial de la vida cotidiana, en la interpretación del futuro a partir del desarrollo de la carrera espacial y su reconversión estética en el entorno del mundo ordinario, y así en otros tantos hechos, estimaciones, productos y recipientes que vienen a constatar que los signos del pop transcurren primero como fuente primaria de una estructura social en proceso de cambio para diversificarse después en tonalidades estéticas y derivaciones ideológicas de mayor o menor amplitud, pero siempre constitutivas en el complejo iconográfico de los años 60. Archigram recoge todo ese torrente {a veces incierto} y lo introduce en el plano especulativo, no tanto para promulgar un litigio de crítica social como para discernir una realidad referencial embebida en un conjunto experimental que resitúa el largo plazo en un trayecto apenas asequible, utópico.


{Instant City} IC is here

El collage mantiene el nexo. Solo así puede descifrarse la intención de collages como Urban action tune up, donde se expone un aliciente para la acción urbana y participativa. En otros, tal como puede apreciarse en Holographic Set y Response Unit, la propia realidad inmediata adquiere connotaciones medioambientales personalizadas, una recreación que parte de la holografía y la imagen secuencial y canaliza otro tipo de entretenimiento y estado psicológico. Pero es la réplica en la gestión del tiempo de ocio lo que permite equilibrar el apego a la sociedad de masas y el advenimiento de la tecnología. En IC is here la panorámica describe una resolución democrática en base a la accesibilidad de los servicios integrados en la propuesta y su asentamiento abierto a muy variadas localizaciones, a la diversidad ciudadana y lo heterogéneo, norma que se confirma en escenas como Santa Monica + San Diego Freeway Intersection L.A y Glamour. El collage fuerza el acontecimiento entre lo real y la hipótesis {+}


{Instant City} Santa Monica + San Diego Freeway Intersection, LA. Glamour

5.13.2018

Bruce Davidson: «East 100th Street», 1968. Habitabilidad y entorno urbano (I)*

* Notas sueltas de las clases impartidas en la asignatura «Sociología e ideología de la imagen» del «Master Photoalicante 2015-2016» de fotografía (Escuela Mistos, Alicante)

davidson-1 Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

En Brooklyn gang, Davidson contaba una historia desde un punto de vista casi etnográfico. La historia de un grupo subcultural, juvenil. 10 años después, en 1968, vuelve a realizar un ensayo fotográfico cuyo tema de fondo es la ciudad. Y lo lleva a cabo en una sola calle de Nueva York. Da un paso más en su retrato del entorno urbano (ciudad de Nueva York), y de nuevo nos remite a la focalización exhaustiva del tema a través de la inmersión y el compromiso.

Davidson no será el primero en fijarse en esos contextos. Por citar un ejemplo, la influencia de Walter Rosenblum en la construcción de la propia mirada de Bruce Davidson es evidente. Pero tampoco es ajeno a la tradición fotográfica expresamente focalizada en la ciudad que provenía de fotógrafas como Berenice Abbott, Rebecca Lepkoff y Helen Levitt.

davidson-2-rosenblun Walter Rosenblum. Pitt Street, 1938. Harlem, 1952

Entre los años 20 y 30 del siglo XX, la ciudad se convierte en tema. Berenice Abbott es una de sus impulsoras, especialmente a través de su proyecto Changing New York. En él se manifiesta una voluntad, tanto a nivel personal como a nivel público, de registrar la ciudad: qué es Nueva York, qué representa, cómo está cambiando. Documentar el drástico cambio que se estaba produciendo en la fisonomía y la vida de la ciudad. Abbot capta el entorno urbano a partir del espacio creado por la fisonomía de los edificios. Sin embargo, introduce un punto de vista intencional al reflejar sus transformaciones, teniendo en cuenta la dialéctica visual entre la modernización urbanística y la pervivencia de una ciudad ya degradada. En esa dialéctica, muchas imágenes establecen dos planos diferenciados: lo antiguo y lo moderno.

En esos mismos años (años 30-40), Rebecca Lepkoff y Helen Levitt también están trabajando sobre la ciudad: la vida cotidiana enmarcada en el contexto urbano adquiere gran importancia.

davidson-3 Walter Rosenblum + Bruce Davidson

El fotógrafo construye un diálogo constante-y-profundo entre los interiores (habitabilidad) y el exterior (entorno urbano), entre los personajes retratados y el contexto. Para ello hace uso de varios tipos de imágenes: 1) Panorámica. 2) Descripción de la calle y detalles de la arquitectura externa. 3) Imágenes que capturan la vida en esas calles. 4) Retratos en exteriores. 5) Interiores públicos. 6) Vida y retratos en el interior de los apartamentos.

Descripción de la calle y detalles de la arquitectura externa. En este tipo de fotografías aparecen calles desérticas, detalles de los bloques de edificios, fachadas, espacios degradados. Intencionalidad crítica expuesta a través de la descomposición del espacio urbano. El hecho de fijarse en elementos concretos delimita la intención.

La mirada fotográfica es indisociable de la intencionalidad.

En algunas imágenes se aprecia un uso expresivo de la perspectiva, a través de la cual se intenta poner en relación un punto concreto (que actúa como el foco principal de la imagen) con un espacio más amplio.

davidson-5 Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

En algunas imágenes el centro de atención atiende principalmente a la acera, ocupando gran parte de la imagen. Esa forma de resolver la escena nos habla, por decirlo así, de un trabajo de ambientación. En otras imágenes de este tipo muestra el espacio degradado: ruina, basura, etc.

Junto a este tipo de fotos se une otro tipo de imágenes que recogen la vida en esas calles. Contrapunto al tipo de imágenes anteriores. Aparecen niños jugando, y el propio bullicio de la calle. Fotografías que conectan con la aproximación fotográfica de Walter Rosenblum y Helen Levitt.

davidson-6 Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

En este caso, vemos cómo utiliza la misma composición para dos tipos distintos de imágenes: detalles de la arquitectura externa y vida en la calle. Composición prácticamente similar: perspectiva muy pronunciada. La imagen dividida en dos partes a partir de la línea definida por el bordillo. Profundidad de campo y uso de un objetivo angular.Las imágenes están invertidas. Quizá su función metafórica sea mostrar una misma calle desde dos puntos de vista. La calle desértica que pronuncia la idea de desamparo. La calle con gente como muestra de un espacio transitado.

Retratos en exteriores. Imágenes que ponen el énfasis tanto en la figura humana como en el entorno. Diferentes tipos de caracteres. Tipologías de ciudadanos.

2018-12-13 14_59_21-2B. Ciudad e intimidad - PowerPoint
davidson-8 Bruce Davidson. East 100th Street, 1968 + Walter Rosenblum + Bruce Davidson

Esta imagen conecta un espacio acotado (una azotea del vecindario) con el complejo urbanístico de la ciudad. Imagen que tiene mucho que ver con otras dos imágenes que realizó Walter Rosenblum en los años 30.

Davidson crea un sistema complejo de imágenes que se complementan entre sí, y dialogan para crear un fresco social sobre una zona concreta de la ciudad de Nueva York. Su sistema de vida, sus características urbanísticas, sus residentes, etc. La figura humana vinculada a detalles fragmentarios de los bloques de edificios, del espacio, de la ciudad.

2018-12-13 14_25_48-2B. Ciudad e intimidad - PowerPoint Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

En esta fotografía Davidson construye la imagen a partir de tres planos diferenciados: la figura del chico en primer término, el descampado y un fragmento de edificios de la ciudad al fondo. La imagen se hace aún más significativa porque advertimos que Davidson no sólo relaciona ese entorno degradado con la pobreza.

Intenta reflejar la diversidad de sus habitantes aun cuando el paisaje urbano que se proyecta es el mismo.

2018-12-13 14_38_01-2B. Ciudad e intimidad - PowerPoint Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

Retratos o escenas realizadas en interiores públicos (pequeñas tiendas, bares). Estas imágenes establecen un contrapunto a todo el conjunto de imágenes realizadas en exteriores. Aún no siendo muy numerosas, aportan un sentido de la vida en la ciudad, en el vecindario, que enriquece nuestra visión. La fotografía, o el género fotográfico dedicado a la ciudad, no sólo se basa en las tomas realizadas en el exterior. La vida pública: la interacción o relación que los habitantes establecen fuera de su entorno personal o intimo. Respuesta a un modo de significar la vida en la ciudad.

Davidson enmarca esos aspectos mínimos de la vida social en encuadres muy austeros, normalmente frontales. Y atiende tanto al retrato como a la ambientación. Mientras que en los retratos en exteriores establece una forma de vinculación entre las figuras y fragmentos del entorno urbano, en estas imágenes le da tanta importancia al retrato como a los objetos y signos culturales que decoran el escenario: fotografías, jukebox, banderas, botellas de bebidas alcohólicas.

2018-12-13 14_38_38-2B. Ciudad e intimidad - PowerPoint Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

En esta imagen se refuerza esa idea (la vida social a través de algunos signos culturales que vienen a definir una sociedad) a partir de la conjunción de tres elementos culturales de primer orden en la época en que Davidson realiza este proyecto, finales de los años 60: la bandera norteamericana, la fotografía de Kennedy y el jukebox. Signos profundamente americanos. Signos que se contraponen a una pareja que, por los rasgos faciales de la mujer, parece de origen inmigrante. Latinos. La vida social mediada a través de algunos signos culturales.

4.15.2018

Bruce Davidson: «East 100th Street», 1968. Habitabilidad y entorno urbano (II)*

* Notas sueltas de las clases que impartí en la asignatura «Sociología e ideología de la imagen» del «Master Photoalicante 2015-2016» de fotografía (Escuela Mistos, Alicante)

Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

... Y por último, un sexto tipo de imágenes: aquellas que Davidson realiza en el interior de los apartamentos (salones, dormitorios, cocinas, etc), claramente divididas en dos subtipos principales: a) Imágenes de retratos que hacen un estudio de la habitabilidad y del personaje, donde el espacio doméstico describe la vida interna de sus habitantes, su diversidad. b) Imágenes de retratos que dejan ver una porción de la calle, construyendo así una representación dialéctica de la realidad, entre el interior y el exterior.

El primer tipo da cuenta de muy diferentes tipologías de persona, residentes del vecindario. Pero también supone todo un catálogo de formas de habitabilidad, que se ve y aprecia de modo detallado en la decoración, en la ordenación de los objetos, en el cuidado ambiental de la habitación, en los tipos de objetos acumulados, en los artefactos culturales (religiosos, mediáticos), incluso en las propias historias de vida de esas personas reflejadas a través de los retratos, etc.

Formas de vida muy distintas, unificadas en un mismo sistema urbano. Sin embargo, la habitabilidad responde a diferentes criterios de ordenación cultural.

Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

Un ejemplo. Esta fotografía (arriba) sintetiza la idea de habitabilidad como espacio socio-cultural. Un salón que describe un ambiente algo descuidado: el espacio habitado connota abandono, dejadez, un estado psicológico.

Formas de habitabilidad, que se aprecian en la decoración.

Aquí decoración quiere decir: el orden visual y los significados de los objetos que nos hablan y definen un espacio interior habitado. La decoración no es un concepto superfluo. La decoración es un elemento fundamental de la cultura visual.

En este caso se distinguen dos objetos relevantes: la bandera como artefacto cultural que quizá connota patriotismo, sentimiento de pertenencia o identificación con una colectividad nacional. Y un retrato que vincula el presente con el pasado, es decir, un objeto que contiene una historia de vida. El modelo decorativo es un factor psicológico: la vida subyace en la decoración.

Al mismo tiempo, esa fotografía nos introduce en el segundo subtipo: aquellas imágenes que dejan ver una porción de la calle.

Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

De alguna manera estas imágenes nos remiten a ese conjunto de fotografías que ponían el énfasis tanto en el retrato en sí mismo como en el entorno, en fragmentos de la arquitectura, el espacio circundante o la ciudad.

Imágenes que ponen el acento en esa influencia mutua entre el espacio exterior e interior, entre las formas de habitabilidad y la ciudad (el contexto urbano), entre la intimidad y lo público. Por resumirlo, en la capacidad del espacio social (con todo lo que eso implica) para influir en los estilos de vida.

Bruce Davidson. East 100th Street, 1968

Los ensayos fotográficos de Bruce Davidson influirán de modo directo en otros muchos fotógrafos de generaciones posteriores. Esa influencia demarcará un estilo preciso sobre la manera de abordar la fotografía centrada en la ciudad. Primero, ante el compromiso con los temas. La profundidad y la complejidad del conjunto. Segundo, creando una nueva narrativa sobre la ciudad moderna, dando visibilidad a aquellos espacios periféricos generados por las políticas urbanas, el desempleo, la droga y la delincuencia. Las formas de habitabilidad

En esa narrativa de la ciudad se introduce de manera deliberada y consciente espacios íntimos y personales, incluso espacios en los que el fotógrafo tiene una participación emocional y personal.

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<span style=Bruce Davidson. East 100th Street, 1968


ALGUNOS ELEMENTOS DE LA DISPOSICION IDEOLOGICA GENERAL DE «EAST 100TH STREET»

1. Planos - Profundidad. Presencia de varios planos y dimensiones en la fotografía que determinan la existencia de profundidad espacial.

Davidson recurre a diferentes tipos de imágenes que, contempladas en el conjunto, establecen una relación dialéctica, creando un vínculo entre la habitabilidad y el entorno. Seis tipos de imágenes. Sin embargo aquellas que mayor relevancia adquieren son las que definen las relaciones espaciales-cualturales entre el interior y el exterior: imágenes construidas en dos planos.

2. Distribución de pesos - Tensión. Relevancia de cada elemento distribuido en la imagen: tamaño, claridad, ubicación, etc. Relación dinámica entre elementos de la imagen

En el conjunto, destaca la tensión entre las figuras retratadas y el entorno que habitan. En esa relación intervienen otros elementos: decoración, símbolos, fragmentos urbanos, estados de habitabilidad, etc.

3. Espacio de la representación. Elección del encuadre: campo - fuera de campo. Puesta en escena: dramaturgia de la realidad. Interior. Exterior.

El espacio de la representación está construido en función de esa intencionalidad de describir la habitabilidad tanto desde el punto de vista de los interiores como de la relación que establece con el espacio urbano. Esa intención termina expresándose el campo psiciológico de las figuras humanas.

4. Marcas textuales. Reconocimiento del autor a través de patrones y focalización del motivo fotográfico.

Una puesta en escena en la que interviene el interior (habitabilidad) y el exterior (condiciones ambientales del espacio urbano)

5. Enunciación - Modelos de verosimilitud. Estatus de la comunicación y manifestación visual: testimonial, emocional, documental, artístico, informativo, subjetividad, identificación, distanciamiento, etc.

Búsqueda de un lenguaje visual complejo y elaborado sobre el sujeto en su entorno vital íntimo y público. No se trata de instantáneas, sino de imágenes que requieren una inmersión comprometida en el espacio de trabajo.

3.26.2018

Todo el año será carnaval (V): la revista «La Luna de Madrid» y la construccion de un discurso posmoderno

... Las reiteraciones del discurso posmodernista a lo largo de toda la década de los 80 y parte de la siguiente llega a imprimir la sensación de que la cultura ya sólo puede verse como simulacro, pero esa nueva intelectualidad dispuesta a sacarle partido al escepticismo legitima cualquier salida, incluso cualquier huida, la fuga de la realidad. Ir a la cuarta parte



Desconocemos si esa fuga de la realidad y descreimiento generalizado es lo que llevaría a la redacción de la revista a confeccionar un número del todo inaudito en la prensa española, y casi habría que decir en la prensa internacional: el número 8 (junio 1984) se publicó como un falso ejemplar, hipotéticamente editado en 1987 como el número 44, donde todas las noticias y contenidos son inventados. El título general que se había elegido para poner en portada, «Al pillaje sin escrúpulos», bien pudiera responder a las consecuencias de una huida de la realidad ya definitiva. Un número que ejemplifica la teoría del simulacro y la simulación.

La referencialidad a la realidad queda en él abolida. La única posibilidad es la copia de algo que no ha sucedido. Es la irrefutable paradoja de «Volver a donde nunca hemos estado», o al menos así titula Jorge Marcel (¿pseudónimo, nombre igual de falso que el resto de los textos?) un artículo en el que se hace notar que «la vieja y blanda fórmula de la evasión (escape hacia lo irreal por medio del embotamiento, el autoengaño o el ensueño) ha sido arrinconada en beneficio de una nueva autenticidad. Un nuevo compromiso que ya no tiene como motor lo social con su desgastado paternalismo, sino lo individual, lo propio, lo que es así porque lo creo yo».

Ese radicalismo que les hace diseñar un número falso, en plena polémica de la posmodernidad, muestra toda su ironía cuando la revista notifica la hipotética evolución de los grupos musicales de la movida madrileña, situados en un 1987 igual de falso; o una crudeza detallada con la crónica escrita por Ramón Mayrata (colaborador habitual de La Luna), también falsa, que describe una guerra en Aluche propiciada por el control de los accesos a Madrid, crónica en la que aparecen incluso fotografías (escenificadas) de un fusilamiento y cadáveres tendidos en un descampado. Sin duda, una manera arriesgada (y sin ningún tipo de complejo intelectual) de plantear la polémica de la posmodernidad, más aún teniendo en cuenta que una publicación como la Revista de Occidente, con un enorme bagaje intelectual, filosófico y cultural, no la trató en sus páginas hasta dos años después, en noviembre de 1986.

Lo hará de un modo más riguroso y profundo que La Luna de Madrid, pero ésta acogerá un modelo discursivo más inmediato y espontáneo, ejerciendo la función de agente provocador dirigido a la calle, al contexto y al auditorio. Así llegará el número 16 bajo el título de «El Estado de las cosas», en el cual Borja Casani escribe un editorial que resume el dietario de la revista durante su primer año y medio de existencia.

«Nos propusimos interpretar lo que ocurría, intuyendo la existencia de un inmenso espacio vacío entre la realidad de una calle y su plasmación en unos medios de comunicación prepotentemente convencidos de ser los únicos generadores de realidad, con la urgencia que supone ser conscientes de que la transformación de las cosas es espectáculo es lo que las hace funcionar. La propuesta de esta vieja simulación, basada en la idea de que las modas son una pasión colectiva que no tiene en cuenta ninguna perspectiva histórica, nos lanzó al terreno de la agitación, en su acepción más coctelera, de un mundo, el del arte y la cultura, que permanecía dulcemente dormido en sus compartimentos estancos. Todo vale, decíamos entonces en un Madrid en ruina» (Borja Casani, «El Estado de las cosas», La Luna de Madrid, nº 16, marzo 1985, pag. 5.)



El propio contexto de la movida madrileña ya había asumido como propio la realización de ese programa, una proclama socio-cultural que La Luna de Madrid dotaría de mayor entidad con sólo nombrarla, escribirla como una verdad impresa aun cuando su discurso no dejara de disfrazarse. No obstante, estamos en 1985. La actitud sobre los hechos culturales (y sus prácticas) no es la misma que en aquel otro momento de finales de los 70 y principios de los años 80 en que muchas cosas todavía estaban por construir. Incluso en 1983 y 1984, cuando aparece la revista, todavía persiste una espontaneidad creadora que no había asumido del todo su papel en la sociedad de consumo.

Es cierto que la etapa underground ya había sido superada, pero hasta 1985 el carácter relacional de las tramas y su imbricación en el contexto mantenían una ligazón que permitiría, a pesar de su heterogeneidad, definir un ámbito determinado de cambio sociocultural. Cuando Casani escribe ese editorial, el juego cultural ya es otro, el posmodernismo ha dejado su impronta fragmentaria y el maximalismo de lemas escritos en sus páginas, tales como la vanguardia es el mercado, se van consolidando como una realidad factible: «Todo el mundo sabe ya que es imposible la marginalidad. Lo que no se publicita no existe». La consecuencia sería un modo de supervivencia (cultural) que sólo se haría realizable en los medios de comunicación y, habría que añadir, en la sociedad de consumo. Así lo explicita Casani: «La respuesta al sistema pertenece al propio sistema y fuera del sistema no se observa otra cosa que el infinito y el desalentador desierto de la indiferencia»

Paradójicamente y sin pretenderlo, la revista también había contribuido a ese modo de supervivencia cuando su función de hacer visible el propio contexto de la movida ya había sido colmada, quizás porque ya no podía dar más de sí. Evidentemente, la revista continuaría su transcurso editorial durante mucho más tiempo, sin embargo Casani ya sospecha que algo está llegando a su fin. Cuatro números después de ese editorial, en el número de julio-agosto de 1985, se producirá la fisura en la revista y la escisión de su equipo dirigente. En ese mismo periodo desaparece La Edad de Oro y la sala de conciertos Rock Ola, que había aglutinado todo el ambiente musical de la época (movida madrileña y referentes internacionales) y a las tribus urbanas en un mismo espacio de identidad juvenil. Un momento crítico que Casani describiría desde los parámetros conceptuales del posmodernismo:

«La simulación produce monstruos, pero no produce mitos. La información y la publicidad tienen un poder tan fantástico que rebotan, convirtiendo al sujeto en un objeto manufacturado de usar y tirar... La obsesión por conseguir grandes audiencias envilece el producto y lo convierte en uno más dentro de una superabundante oferta» (Borja Casani, «El estado de las cosas», La Luna de Madrid, nº 16, marzo 1985, pag. 5.)

El director de la revista mantiene en este punto una actitud crítica. Si en periodos precedentes la ceremonia de la confusión promulgada como un estandarte del cambio cultural había permitido sacar a la superficie del escenario social todo tipo de planteamientos, prácticas culturales y productos que iban a incidir sobre una pretendida superación de la modernidad y, a través de esas nuevas prácticas, exponer las dimensiones reales del cambio, en 1985, los resultados no son los esperados: se produce un desvanecimiento de la cultura ante su absorción en el entramado institucional y político. Según Casani, una fase de esa historia ha terminado: «el tiempo del lanzamiento indiscriminado de ofertas al mercado, la confusión deliberada, el hipercinismo deliberado», del mismo modo que esa ceremonia de la confusión, según manifiesta, había servido «para integrar obras y personajes que jamás hubieran dispuesto de esa oportunidad en otro contexto».

Aun así, La Luna de Madrid continúa desarrollando su particular visión del contexto, una revista fundamental tanto para profundizar en el debate de la posmodernidad de principios de los 80 como en la integración de la juventud en los procesos culturales y en el consumo del arte.

 
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