10.18.2007

¿a quien ama ana elena pena? (entrevista)


Lo prometido es deuda. Y Ana Elena Pena, de la que ya hemos escrito en otro post, ha tenido la gentileza de hacer una entrevista para Así se fundó Carnaby Street, una entrevista llena de matices e intereses. Una mujer fascinante. Pasen y lean.

- Comienzas tu blog, en 2004, con un post que me parece que abre tu universo creativo. Hablas en él de las perversiones del cuento infantil, de lo que esconden tras su apariencia pueril. En tu obra expones precisamente lo que los cuentos infantiles ocultan. ¿Es el arte de Ana Elena Pena inocente? Ya sea en pintura, fotografía, en cualquiera de las actividades que realizas, sacas a la luz el inconsciente de todas esas narraciones.

Sobre los mensajes inconscientes de los cuentos de hadas y su psicoanálisis, ya hablaron Bruno Bettleheim y Jung, y me parecieron interesantes algunos apuntes al respecto. Siempre me han gustado los cuentos de hadas clásicos, los cuentos de Perrault, los Hermanos Grimm, con sus detalles cruentos. Son como historias de terror que acaban bien. Bueno, si a casarte con un príncipe es a todo lo que aspiras. Nunca me ha gustado el papel de heroína pasiva, que gracias a su belleza y bondad recibe como premio beso, pollón y dote.

Lo mío con Caperucita viene de atrás... Mi madre me vestía así en Carnavales, con Caperuza roja, delantal y trenzas rubias de lana. Pasaban los años, yo crecía pero me seguía vistiendo igual, le sacaba un poco de bajo al vestido y ya. A lo tonto durante cuatro años o así le duró el invento, hasta que me cansé. Además, el lobo siempre había sido mi animal preferido, no entendía por qué le daban siempre el papel de malote.

- En alguna parte de tu blog se puede leer: "Existe un estrecho vínculo entre violencia y erotismo, entre la sexualidad y la muerte (Eros y Tánatos), entre el placer y el dolor y entre nutrición y sexualidad, que muchos artistas, poetas, escritores y filósofos como Georges Bataille y Baudelaire, en un modo más trágico, se han esforzado en resaltar". Me da la sensación de que tu obra aborda estas cuestiones con un humor especial, transgresor. Descoloca.

Para mí el humor es algo vital, imprescindible para la supervivencia en este mundo loco. Es una obligación moral autoimpuesta. Y yo lo vivo todo con mucha risa-maria-luisa. Soy miedosa, tengo depresiones cíclicas y crisis de ansiedad con relativa frecuencia, por lo que mi trabajo es esencial para mantener una higiene mental óptima, para salvaguardar mi estabilidad emocional. Necesito desdramatizar el lado oscuro de la vida para no acabar volviéndome loca (del todo).

- ¿Es la transgresión una forma de arte en sí mismo? Hay toda una tradición en ese sentido y la historia del arte está llena de ejemplos.

Es muy fácil transgredir, en cuanto que tienes el conocimiento de las normas y las convenciones, pero lo que hay que preguntarse es ¿para qué? En otras palabras, qué es lo que nos motiva a hacerlo. Yo no me considero una persona transgresora en el aspecto más amplio de la palabra, puedo ser muy conservadora con según qué cosas, y procuro llevar una vida ordenada (no disoluta, es decir, porque desordenada soy, y mucho).

Simplemente, desde un primer momento, hice lo que me apeteció, sin plantearme si estaba transgrediendo o no, si iba a molestar o no. A la gente de mi entorno empezó a resultarle divertido y a mí también. Punto.

No tengo demasiado interés en ser tachada de “transgresora”, porque además, eso implica que se hagan una idea equivocada de tí, que den por hecho que eres una persona rebelde y conflictiva, con mal carácter, abanderada de las libertades (que muchos confunden con libertinaje) cuando no es para nada mi caso. Soy una persona muy tranquila, sobre todo en el sentido de que no me gusta molestar. Y me gusta rodearme de gente conservadora, me hace tener los pies en el suelo, porque el mundo de la noche, el cabaret. En fin, ya sabes lo que hay, es una auténtica locura. Pero me encanta. Estoy llena de contradicciones, en definitiva.



- Acudes en ocasiones a la antropología para explicar partes de tu obra. Al menos para darle un sentido, si se quiere decir así, que pueda entenderse de un modo más universal. Tu fotografía y serie Mi primera menstruación parte de esa premisa. Visualmente es impactante. ¿Cómo abordaste esa fotografía?

La sangre siempre ha tenido un simbolismo muy rico. Se la ha asociado con la enfermedad, la fecundidad, la muerte, el sexo, la resurrección. Y la menstruación, dependiendo de las diferentes culturas, ha adquirido diferentes significados. Se creía, por ejemplo, que impedía el crecimiento de las plantas y contaminaba las aguas, y a la mujer se la apartaba de la tribu durante esos días porque se la consideraba impura. Hay todo un tabú en torno a la menstruación. Quizá ahora no tanto, porque no está tan presente la cultura cristiana con la que hemos crecido muchos de nosotros. Yo me sentí realmente sucia, avergonzada, cuando la tuve, y no quería que nadie lo supiera. Ya ves qué tontería, pero era como aceptar que ya no eras una niña, era como llevar un letrero que dijera “¡¡ey!! Miradme Ya soy una mujer, tengo pechos y puedo quedarme embarazada y ser deseable a los ojos de los hombres, ya puede venir el lobo y hacer de mí lo que quiera!”. Y claro, después de haber visto “Carrie”, el miedo se apoderó de mí más todavía. ¡¡Se avecinaba una catástrofe!!

Qué tonterías... ¿verdad? La imaginación es un arma de doble filo, porque la potencia sin control no sirve de nada. Bueno, en mi caso parece que a veces sí, pero sólo a veces.

- Pintura, diseño de muñecas, happennings, teatro burlesco, cabaret, música, fotografía, cómic. Eres una artista que diversifica su acción, pensamiento y creatividad. Raro en estos tiempos en que cualquier creador suele especializarse ¿No es un poco desquiciante abordar tal cantidad de disciplinas?

Lo desquiciante sería no hacer nada, o tener que limitarme a una sóla cosa. En ese sentido soy hiperactiva, y me sirvo de las diferentes disciplinas cuando no puedo expresar lo que quiero con otra, cuando encuentro que tengo algún hándicap. Por ejemplo, no tengo una técnica pictórica muy depurada, no soy ningún portento a los pinceles, por lo que a veces llego a la conclusión de que determinada idea, o imagen, resultaría más potente representándola en fotografía que con pintura. Me utilizo a mí misma de modelo porque soy la persona que tengo más cerca, y mejor trabaja bajo mis órdenes…, jajaja . Pero hay fotos que no me puedo echar yo misma, así que generalmente cuento con algún amigo fotógrafo. Pintar y dibujar me relaja, pero hay veces que no tengo tiempo. Soy muy lenta y me impaciento con facilidad por ver el resultado.

La fotografía me gusta porque es rápida, es algo en lo que ves el resultado casi de manera instantánea, aunque siempre requiere una preparación..., el vestuario, la localización, los detalles, etc. Y establece una relación muy directa e íntima con el observador.

El cabaret es otra cosa diferente, es una manera de quemar energías, y de contar las cosas con canciones. Lo hago para divertirme, para viajar, conocer gente, compartir e intercambiar ideas. Lo malo es cuando tienes un mal día, y no quieres actuar, pero claro, tienes un compromiso, y debes salir a escena, pero no te apetece, y lo peor, ¡se te nota! Pero bueno, son cosas que pasan. Tengo un estado de ánimo voluble y nunca sé lo que puede suceder una hora antes de lanzarme al ruedo, pero intento no salir corriendo a la primera de cambio y animarme sobre la marcha.



Seguir leyendo

- En una entrevista a Rafa Cervera, de la revista Primera Línea, afirmas que tu obra ha ido evolucionando de lo siniestro a lo lúdico. En realidad, parecen las dos caras de una misma moneda. ¿Qué sentimientos esperas provocar en tus espectadores, en los que contemplan tus fotografías, en el auditorio? Quiero decir, uno no se queda indiferente ante tu obra pero a veces bien puediera ocurrir que supone todo un proceso mental situarse ante ella.

Antes era más siniestra, aunque depende de lo que entiendas por “siniestra”. Me gusta el humor negro, británico. Y me siento identificada en algunos aspectos, aunque muy pocos, con la cultura gótica. En un principio mis acciones buscaban más la catarsis, aunque he de confesar que me encontraba en un mal momento a nivel psíquico (y hasta aquí puedo leer), pero siempre ha estado el humor de por medio. Nunca me he tomado en serio a mí misma. En realidad, nunca me he tomado en serio casi nada de lo que hago. Las ideas van viniendo, algunas buenas, otras regulares… Es una necesidad. Cuando un artista está mostrando una obra, está abriendo una ventana al mundo. Y pone mucho de su parte, de su experiencia vital, de su personalidad, pero es importante que alguien pueda identificarse, que el espectador pueda comprenderse él mismo a través de la obra. Por eso el arte es tan diverso, y debe ser así, para que todos podamos jugar con la misma ventaja, para que todos tengamos la posibilidad de encontrarnos, de reencontrarnos, de aceptarnos y reinvertarnos continuamente.

No hay que obsesionarse con ser original, porque ya está todo muy resobado. Pero hay que intentar innovar dentro de lo posible. Hay que ser sincero con uno mismo y en base a eso, trabajar, sin importarte nada más que eso.

Entiendo que haya mucha gente que no pueda identificarse con mi obra, que no todo el mundo comparta mi manera de ver la vida, comprendo que no guste, que incluso desagrade, porque, seamos realistas, es imposible gustar a todo el mundo y contentar a todos, porque somos muy diferentes los unos de los otros, y buscamos estimularnos con diferentes cosas y escogemos diferentes caminos.

Por esto mismo, las críticas destructivas, los comentarios maliciosos me son indiferentes, me importan un pepino, porque por otro lado tengo mucha gente que me quiere, que me apoya, que me aprecia y que disfruta con lo que hago, y eso es lo que cuenta para mí. Soy fan de mis fans, madre, hermana, amante y esposa. Las críticas, de todos modos, consiguen el efecto contrario del que pretenden, en vez de destruirte y desmoralizarte, te ayudan a mejorar, te obligan a superarte, por una cuestión de orgullo. En otras palabras, te dan “marcha, marchaaaaaa”.

- ¿Cómo podría conjugarse lo erótico y lo siniestro? Tu trabajo lo hace compatible.

Pienso que la belleza tiene un lado oscuro, no sólo porque puede actuar de señuelo, de trampa, sino porque es algo caduco, algo que fenece tarde o temprano, que se marchita. Y la decadencia, la muerte, incluso la enfermedad, también son algo hermoso, porque te recuerdan que donde ahora hay dolor, antes había vida, esplendor, belleza. Todo es un ciclo que se repite una y otra vez, todo forma parte de la vida, todo está en continua transformación. Aún así, procuro no pensar en la muerte porque me produce vértigo y unas ganas terribles de... eso...

- Políticamente incorrecta. Ana, se agradece tu incorrección en tiempos en que parece que cada cosa ha de estar en su sitio y cada cual aguantándose el estornudo sin moverse de la silla. Incluso te atreves con temas tan delicados como el maltrato a la mujer. Tu canción y video-clip Porque me das, versión del famoso tema de Janette, es sarcástica, irrevente, provocativa, irónica. Por otro lado, la canción parece una crítica a ciertas letras de la copla española, donde la mujer era ultrajada de mil modos distintos.

Creo que dentro de mi “incorrección” soy muy correcta, pero vamos, si tú lo dices... El videoclip de Porque me das no habla directamente de los malos tratos, que por otra parte, es una realidad social muy triste y muy compleja como para resumírtela en unas líneas. Le da la vuelta a todo eso, relata la fantasía de una chica a la que le gusta que su marido “le pegue lo normal”, y que además presume de ello con las vecinas porque eso de ser víctima, como que “da caché”. Mujer sufrida, mujer querida, como digo yo. Fíjate tú que ridiculez. Y al final se ve en el vídeo que es ella misma la que se mete caña.

El vídeo lo rodó el Dr. Mongole, y fue en una época en la que, en la televisión, estaba “de moda”, por decirlo de algún modo, contar en un plató que se había sufrido malos tratos, todas querían ser mujeres maltratadas, y algunas no lo eran. Pero ay, amigos, la compasión son las migajas del amor. Y yo aborrezco el victimismo (aunque estéticamente me conmueve, me interesa y lo trabajo)

Lo que me parece indignante es la “demonización” del sexo masculino, porque toda esta avalancha feminista que nos vino encima, daba a entender que todos los hombres son violadores y agresores en potencia, cuando no es así. Aunque haberlos haylos, y muchos. Pero también hay numerosas denuncias falsas por agresión, hechas por mujeres despechadas y fabuladoras, pero eso no vende.

Las mujeres puede ser terriblemente manipuladoras y crueles, aunque ejerzan otro tipo de violencia, la psicológica. Pueden ser unas terribles hijas de puta. Yo preferiría un bofetón de un hombre antes que un falso chisme de esos que a muchas les gusta inventar. Pero que conste que mis novios nunca me han puesto la mano encima más que para pellizcarme los mofletes.

- ¿Hay temas que jamás deberían tratarse?

Eso es impensable, porque la imaginación es libre, infinita. Y el arte está al servicio de la imaginación. Pero claro, una cosa es hacerlo en la intimidad de tu cuarto y otra exponerlo en el museo Thyssen. Hay aspectos de la vida que siempre serán tabúes. El arte los suspende en el aire por unos momentos pero no acaba con ellos. Y cada persona está sensibilizada con una cosa en concreto. No podemos generalizar. Muchos se indignaron con la fotografía de Oliviero Toscani de la niña anoréxica, otros protestaron por aquellas fotografías de Cristo masturbándose.

Cómo hacer. Todo artista es libre de hacer lo que se le pase por la cabeza, otra cosa es que se pueda hacer público, que se pueda exponer a la vista de todos. Porque entonces enfrentas a la gente con sus propios miedos, con sus limitaciones, les muestras cosas que no quieren ver, o prefieren ignorar, y luego viene la indignación, la pataleta. Que luego es una tontería, que queda en nada, que después esa gente cena en casa haciendo zapping y duerme muy tranquila.



- El sexo es un tema preferente en tu obra. Sacas a relucir sus tabúes y contradicciones. Haces visible su violencia, pero también esa parte reprimida por el control social que se ejerce sobre el cuerpo.

Una vez dije que nunca volvería a hablar de sexo si no es en un programa del corazón y previo cheque. O en una barra de bar y después de dos tequilas. Porque todo el mundo acaba preguntándome por lo mismo, por lo único. Tengo una visión del sexo muy lúdica y a la vez muy terrible. Cada uno se basa en sus propias experiencias a la hora de sacar a relucir ciertos temas. Pero prefiero mantener cierto secretismo al respecto. El sexo es bueno y también es malo. Es bueno cuando es consensuado, cuando hay amorcito y cosas de esas que te hacen cosquillas en la barriga. Es malo cuando te fuerzan, cuando te obligan o cuando te quieren hacer sentir sucio, despreciable, por pensar en él o por practicarlo. También se utiliza para obtener cosas a cambio, para manipular, eso ya no sé si es tan bueno, pero el que esté libre de pecado...

- Por lo que he podido ver en video, tus actuaciones en directo son divertidas, irreventes, un espectáculo en el que utilizas parte de tus obsesiones artísticas. ¿Es el cabaret, el burlesque, el último reducto para una libertad teatral total?

En este tipo de espectáculos, todo vale. Puedes equivocarte, no pasa nada, es un ambiente informal en el que reina la improvisación. Puedes interactuar con el público, subir, bajar, caerte por las escaleras, besar, desafinar. Pero todo dentro de un orden, respetando espacios, respetando tiempos. Hay que evitar que aquello parezca un gallinero o el camarote de los Hermanos Marx. Como diría Aníbal del Equipo A: “me encanta que las cosas salgan bien”

- En relación a la pregunta anterior, la comunicación con el público forma parte de de tu puesta en escena. Te mezclas con él. La idea de escenario, donde el actor encuentra su habitat natural, desaparece en tu caso.

Eso depende del local donde “perpetres” la acción. En función del tipo de escenario o del local, a veces hay posibilidad de mezclarte con el público y a veces no. También es verdad que hay veces que conectas con ellos más que otras, porque en ocasiones la gente está poco receptiva. Depende también de la hora, de si están de fiesta, han tomado unas copas y están más desinhibidos, o por el contrario, acaban de cenar y están cómodamente sentados esperando que tú les saques del “letargo” por arte de magia. Cada vez es diferente.

- ¿Donde te sientes más comoda? ¿En la pintura, el cómic, el teatro, la música?

No es una cuestión de comodidad. Como te he comentado antes, dependiendo del proyecto o idea, escojo tirar para un lado u otro, pero hay días en los que me apetece estar encerrada en casa, pintando, dibujando, y otros que me apetece hacer algo más dinámico, más interactivo.

- ¿Podrías contarnos algo de tus proximos proyectos? ¿Hacia dónde se dirige tu trabajo?

Estamos trabajando en un videoclip, y algunas cositas más. Y lo que me deparará el futuro o hacia donde se dirige mi trabajo, a saber, porque voy dejándome llevar. La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida. Si, con 10 años, vestida de caperucita roja, me llegan a decir que hoy estaría haciendo esto, se me hubieran puesto las trenzas de punta. Sólo espero que todo vaya a mejor, quiero crecer, multiplicarme, aprender de mis errores, seguir contando con el apoyo incondicional de los míos y comer muchos gofres con nata y chocolate blanco sin sentimiento de culpa por los siglos de los siglos, amén.

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019