3.19.2010

Fernando Vicente: grafica y estilo {Entrevista}



Fernando Vicente lleva más de veinte años infundiendo al papel una gráfica. Desde sus comienzos en la revista La Luna de Madrid, sus ilustraciones definen un estilo tan particular como ejemplar, reconocible en la línea, el color y las siluetas. Un ilustrador que ha trabajado en todos los frentes editoriales, desde revistas de cómic, suplementos culturales, semanarios y editoriales de moda. Pero su trabajo se extiende más allá de esos límites. Su obra pictórica nos fuerza a pensar la imagen contemporánea, los motivos por los que hemos dado a la belleza el privilegio de un obsequio humano. En esta entrevista Fernando Vicente nos desvela parte de sus inquietudes plásticas, lo que para él significa un mundo ilustrado.

Muchas imágenes que ilustran esta entrevista no se encontraban disponibles en Internet. Han sido escaneadas directamente de las revistas originales (Madriz, La Luna de Madrid)


Web | Fernando Vicente

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En el año 84 empiezas a publicar en Madriz y La Luna de Madrid. ¿Cómo se produce el encuentro con esas revistas?

Es en la época en la que empiezo a buscarme la vida como ilustrador. Había llevado mi carpeta a varias sitios, entre ellos La Luna de Madrid, donde empezaron mis colaboraciones. Después me encargaron una colección de postales y nada mas publicarse surgió la primera colaboración con el Madriz, que nacía en ese momento.

Lo que se dio en llamar “Movida Madrileña” todavía está sonando en ciertos ambientes culturales y políticos. Un concepto que todavía no ha sido clarificado.

En aquella época yo creo que nadie tenía ese concepto de movida madrileña, pero lo que sí es cierto es que no dejaba de surgir gente haciendo cosas interesantes cada día. Recuerdo especialmente las fiestas fantásticas que organizaba La Luna de Madrid y los conciertos del Rockola. No creo que se hiciesen mas cosas que las que se hacen en la actualidad pero en ese momento era la primera vez que se hacían. A mí me pillo con 20 años y aprendimos mucho a la vez que nos divertíamos.



También hablamos de un momento en que el cómic y la ilustración en España están en pleno proceso de maduración. El cómic underground de los 70 y revistas como El Víbora y Cairo constituyen las bases del cómic adulto. ¿Podrías hacernos la panorámica de ese contexto, tal como tú lo percibías y vivías?

Sí, fue una época en la que había un montón de cabeceras de revistas de comic en los quiosco. Hablo de unas 20 o 25, cosa que no ocurre ahora, y en este momento es inimaginable. Cabeceras que mostraban un abanico grande de estilos, la línea chunga de Víbora, la línea clara del El Cairo y la verdad es que el Madriz era de la mas vanguardistas. La gente compraba y tenia una afición al comic que hoy se ha perdido.

Así como otros dibujantes de tu generación, que empezaron a publicar historias largas y lo que se denominó novelas gráficas, ¿no tuviste la tentación de embarcarte en proyectos de este tipo?

La verdad es que rápidamente fui derivando del comic a la ilustración, porque también me interesaba mucho pintar y exponer, y aunque me sigue gustando mucho el comic en un momento tienes que decidir, no se puede hacer todo.



No sé si se trató de algo premeditado, pero con la revista Madriz, salen a la luz dibujantes con una plástica distinta, más cercana al arte que al cómic en su sentido tradicional. Empiezan a narrar de otra manera, alejada de los patrones clásicos. Quizá fuera una tercera vía a la planteada por El Víbora (línea chunga) y Cairo (línea Clara). ¿Dónde te situabas tú?

Como comentaba antes el Madriz era mucho mas vanguardista y dentro de la revista había algunos que pintábamos y exponíamos como Javier de Juan, Ana Juan y yo mismo.

¿Cuáles dirías que son los dibujantes que mayor influencia han ejercido sobre tu trabajo de esa época? A mí se me ocurren varios nombres, pero entre todos ello yo destacaría a Tamara de Lempicka. No sé si estás de acuerdo.

Sí, realmente Tamara es una de mis influencias, pero en aquella época me gustaba mucho la línea clara de Joost swarte, Even Meulen, Sege Clerc. Los 80 fueron una época de muchos descubrimientos, realmente de Tamara de Lempika se conocía poco, no existían los magníficos libros que se publican ahora y por supuesto no existía Internet.

En algunas ilustraciones, historietas o viñetas se aprecia cierto interés por las modas juveniles: modernos, punks o nuevos románticos aparecen de modo tangencial, pero tu descripción se diría que hoy adquiere el aire de una crónica. Podemos averiguar cómo se vestía en esos años 80 por algunos de tus dibujos.

Siempre me ha interesado mucho el mundo de la moda, he trabajado mucho haciendo figurines de moda para revistas como Vogue y modistos como Roberto Verino. Fue el nacimiento de las tribus urbanas y estaba todo en la calle. A la hora de dibujar plasmábamos lo que veíamos.



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En los años siguientes desarrollas un intenso trabajo en el ámbito editorial. Colaboras con distintas publicaciones (Babelia, El País Semanal, Vogue, Play Boy, Cosmopolitan, entre un largo etcétera). ¿Cómo afecta eso a tu manera de enfrentarte al dibujo?

Sin lugar a dudas mi estilo ha ido cambiando, no puedo afrontar un trabajo como lo hacía en lo años 80. Vas aprendiendo y madurando, pero es un trabajo que ha ido evolucionando sin racionalizarlo mucho, sencillamente a base de trabajo. Al dedicarme a otros ámbitos como la pintura o la publicidad estas facetas han influenciado mi forma de ilustrar.

Paralelamente, tu faceta como pintor ha ido adquiriendo con los años un protagonismo mayor. De hecho, algunos dibujantes que empezaron a editar en la revista Madriz se pasaron después a la pintura. ¿Pintura es lo mismo que ilustración?

Claramente no. Cuando pinto desarrollo mis obsesiones, nada surge de un encargo. Por el contrario, la ilustración esta supeditada inevitablemente a un texto. Siempre me interesó la pintura. Suelo compaginar varios trabajos a la vez. Si no tengo ninguna ilustración de encargo cambio de registro y me pongo a pintar. Todo lo hago con acrílico y en caballete, lo que me permite pasar de una ilustración a un cuadro sin dificultad solo cambiando el soporte.



Me interesan especialmente dos series pictóricas que, aunque separadas en el tiempo, mantienen un mismo sustrato estético. “Anatomías” (exposición en 2000) parte de la idea de los catálogos de mecánica y su aplicación al ser humano. “Vanitas” (exposición 2007) expone la belleza del cuerpo humano desde el detalle de sus órganos, músculos y nervios. Sin embargo, da la sensación de que en ambas hay una desmitificación del cuerpo en beneficio de otra forma de belleza.

La pintura está siempre presente por el estudio, comienza con una idea y se desarrolla hasta el momento que cuelgas los cuadros, que en algunos casos pueden ser 2 o 3 años. Mis exposiciones son temáticas y reflejan mis obsesiones. Todos los cuadros están relacionados entre sí. Cuando pinto, me gusta hacerlo sobre materiales impresos, es una forma de desvincular la ilustración de la pintura y de unir mi afición por carteles, atlas geográficos y anatomías con mi trabajo. Llevo años surtiéndome de este material en el Rastro, en tiendas y ferias de antigüedades. Una vez compré estos carteles de mecánica de taller que me acompañaron durante varios años antes de convertirse en cuadros. Los mapas siempre me han fascinado gráficamente, su forma, su colorido, desde los atlas geográficos, sobre todo los antiguos, hasta los grandes mapas donde aprendimos geografía en el colegio. En los cuadros de los Atlas el juego es como sentarse en la hierba y mirar las nubes. Son los propios mapas los que te enseñan qué formas esconden. Si en las mecánicas y las anatomías descubro el interior, en los atlas es la piel, la orografía del cuerpo. En la anatomías me interesa el contrate de la dureza y la precisión de la maquina con la morbidez del cuerpo humano.

Y siempre está la mujer presente, al menos en tu obra más personal. En “Vanitas” existe cierta tendencia a retratar el modelo de mujer de los años 40-50, un estilo de mujer a lo Christian Dior.

Vanitas es mi última serie de pintura. En ella junto otras dos aficiones, las láminas antiguas de anatomía y la fotografía de moda de los grandes de los años 50, Blumenfeld, Avedon etc.



El mundo de las pin-up también te ha interesado, hasta el punto de dedicarle una amplia serie publicada en 2004. Sin embargo, creo que se salen del estereotipo conocido. Tanto en su envergadura física como psicológica se distancian del modelo clásico. Tus pin-up son sofisticadas e inocentes a un tiempo.

Las Pin-ups son otro apartado de mis colecciones, siempre me gustaron, al punto de comprar los calendarios clásicos originales de revistas de los 50 como Squire o Playboy, de los que tengo una nutrida colección de nombres como Elvgreen, Petty o por supuesto Vargas. Mis pin-ups nacen de el encargo de una revista para hacer una baraja y finalmente han sido una baraja, un libro y una exposición.

Haciendo un repaso de tu trayectoria, ¿de qué parte te sientes más satisfecho? Lo pregunto porque yo creo que tu estilo queda definido desde tus comienzos, un estilo que ya en ese principio es inimitable y maduro.

Muchas gracias por tu comentario. En un mundo saturado de imágenes trato de ir buscando siempre un lenguaje personal, una forma de afrontar los trabajos que me distancie del resto de los ilustradores sin tratar de estar a la ultima, sin ser esclavo de las tendencias. Sólo mirando tu propio camino, siendo fiel a mi mismo. Pero sin duda alguna lo que mas me enorgullece son mis exposiciones, tanto a nivel creativo como por el esfuerzo personal que supone sacarlas adelante.

¿Y ahora? ¿Dónde te sitúas? ¿Cuáles son tus próximos proyectos?

De momento tengo mucho trabajo como ilustrador, lo que no es malo en los momentos que corren y a la vez voy preparando cuadros para una futura exposición que tendrá que ver todavía con el tema de Vanitas.

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019