11.26.2010

Nacho Tatjer, un ilustrador en el pais del frio



Mil Personas con Talento es un proyecto sorprendente y original: una cadena de artistas donde cada persona recomienda a la siguiente hasta completar la unión entrelazada de 1000 artistas de diferentes disciplinas. La agencia de comunicación Mil Personas es la artífice de esta propuesta colaborativa. Así se fundó Carnaby Street colabora con ellos en su difusión, y qué mejor manera que dar cobertura, en forma de entrevista, a algunos artistas que integran la cadena. Empezamos esta serie con Nacho Tatjer, un ilustrador sin complejos estéticos, que vive y trabaja en Estocolmo. El mismo nos explica sus motivaciones y recorridos.

ENTREVISTA

Eres de Barcelona. Vives en Estocolmo. ¿Se ilustra igual en un sitio y otro?

Se trata de dos ritmos distintos, de dos canciones con intenciones bien diferentes. Barcelona sería la gran orquesta, el ritmo caliente, la improvisación; en cambio aquí la ilustración la visualizo más como un solo, “one man orquestra” con alto contenido existencial. En Esto-Colmo hay parte del año en el que más que vivir se sobrevive. Esto es debido a los largos y fríos inviernos donde la falta de luz merma cualquier actividad social. En general hay dos tendencias, por un lado la de quedarse en sus casas y leerse la biblioteca entera y una segunda que es la de escapar de esta situación o como mínimo darse un respiro comprándose un billete a Tailandia o las Islas Canarias. Personalmente supone una manera de trabajar más íntima, relajada y sincera.

Quizás todo depende de un estado de ánimo. Pero tus ilustraciones desprenden casi siempre optimismo y el deseo de una vida reciclada, distinta.

Mi punto de partida en la creación es ante todo una actitud despreocupada hacia el mundo contemporáneo, una declaración consciente de los principios que niega toda verdad absoluta, una necesidad brutal de darle cancha al espíritu y la participación social. En resumen, gracias al humor, la atracción que siento por lo absurdo, una leve vena anarquista y una visión optimista puedo saciar a través de mi obra la curiosidad que tengo por entender el entorno en donde vivo. Creo que ser artista no es un mero trabajo sino una manera de vivir y compartir la misma. Ya que mencionas “reciclar” te confesaré que reciclar es una actividad que disfruto desde siempre y me considero un gran amante de la basura-sorpresa que llena nuestras ciudades. Tengo la suerte de poder trabajar con basura sueca, probablemente la mejor basura del mundo. Apenas compro material y en muchas ocasiones la obra surge a partir de ése encuentro ocasional.



¿Qué le dirías a aquellos que piensan que la ilustración es un arte menor?

Cada uno que piense lo que quiera. Personalmente este “arte menor” a mi me apasiona. Creo que las categorizaciones no ayudan a nadie. Bueno, quizás a “los analistas y a los amantes de las listas”. Debes saber que la ilustración es sólo una de las disciplinas que manejo. Trabajo montando exposiciones en museos y galerías de Esto-Colmo, como en Bonniers Konsthal o la sede del Instituto Cervantes. Descubrir a otros artistas y conocer su obra es una gran sorpresa en la mayoría de los casos. Imagínate poder ver de cerca las ilustraciones, poemas visuales y otro “arte menor” de Joan Brossa. La fotografía , el grabado y la escultura son otras de las disciplinas en las que me explayo. Otro arte menor es la construcción de instrumentos de música con material encontrado que pongo a prueba con los amiguetes en conciertos en mi pequeño estudio.

Repasando tu obra se diría que te has empapado de referencias muy dispares. Por citar dos ejemplos, hay ilustraciones que me recuerdan al mudo del circo, y en otras en cambio veo la estela de Jean-Michel Basquiat.

La mala leche, este toque Basquiat al que haces referencia, es debido a la desconformidad que tengo con el mundo, una forma de representar la rabia y la frustración que siento por las directrices que éste está tomando. Yo estoy un poco cansadito de ver como para muchos la existencia es sobre todo un trueque económico basado en el éxito laboral y el triunfo del mercado. Pero después de la tormenta viene la calma y para ello suelo recurrir a la poesía y el mundo fantástico de los más pequeños. Tengo la suerte de compartir esculturas, juegos y experimentos con diferentes materiales con mis hijos, una manera de mantenerme en forma con este tipo de lenguaje.



Algo que no hayas dibujado y te gustaría plasmar en el papel.

Lo que más me gusta es descubrir nuevas formas de plasmar ideas en el papel y para ello recurro a técnicas distintas. A veces basta con cruzar disciplinas como dibujar una foto o fotografiar un dibujo. Más que el resultado me fascina la metodología y los procesos técnicos para llegar a esa novedad. Desde que estoy en el “polo escandinavo” mi relación con la naturaleza es más estrecha y algo que pienso hacer en breve es retratar de una forma más realista a personas que conozco en emplazamientos naturales que me gustan como los bosques de Hättorp o el archipiélago de Esto-Colmo. Seguir leyendo Y luego está tu trabajo editorial, tus colaboraciones con el diseñador Custo y otros tantos lugares donde reclaman tu presencia. ¿Cómo se conjuga un estilo tan personal como el tuyo con el trabajo de encargo?

En general cuando se trata de “fabricar” algo que no considero necesario lo llevo mal. El mundo comercial no me satisface en gran medida y son varias las ocasiones en las que he negado mi participación en “grandes” proyectos, sin embargo hay algo apasionante ahí. Se trata del encuentro personal, de la relación más allá del trabajo que a veces se establece. Suelo ser yo el que propone una posible colaboración con alguna compañía o alguien que me agrada. En el mundo editorial es diferente. Este me divierte y lo considero una oportunidad para mí de “hablar” en público, de comunicar mis ideas sobre este planeta tan pequeñito. Con Custo tengo una relación amigable y abierta a nuevas propuestas.



Bajo la apariencia de un trazo que recurre a los dibujos de la infancia se esconde un mundo complejo. Que es tanto como decir a un estilo elaborado y sin concesiones a modas o tendencias. ¿Cómo llegas a él?

Lo cierto es que no estoy metido mucho en modas y demás. Lo que si tengo es la capacidad de perderme una semana en una menudencia, de abstraerme en un simple pensamiento y desarrollar un trabajo serio a partir de ello. Me gusta sorprenderme y para ello a veces debo forzar un poco la situación e insistir en encontrar formas u otras posibilidades en un pedacito de madera. En mi estudio no tengo ordenador, ni fotocopiadora pero sí mucha música y una cafetera. Tengo la costumbre desde hace aproximadamente veinte años de enviar obras por correo. Suelen ser dibujos, notas, pinturas u otro tipo de piezas. Por supuesto algunos me envían también. Esto forma parte sin duda de mi relación con los demás y estoy seguro que se refleja en mi trabajo.



En la cadena de artistas que se está creando con el proyecto “Mil personas con talento” has elegido a una diseñadora textil, Elsa Chartin. ¿Por qué? ¿Nos puedes decir algo de su trabajo?

El porqué es muy sencillo. Lo que tenía claro es que debía ser una mujer, una artista en un mundo de hombres. Su obra no es mejor ni peor que nadie pero si desconocida para la gran mayoría así que opté por la sorpresa que mi elección pudiera conllevar. Se trata de otro pequeño mundo a descubrir.

Otra oportunidad para la cadena de artistas. ¿A quien nombrarías a esta hora, en la fecha exacta de esta entrevista?

Jenny Bergman, Elin Johansson, Siri Derkert. Si tuviera que ser un hombre me pronunciaría por Javier Tles. Si tuviera que ser un hombre y ya al otro lado del limbo bastaría con Paco Goya o Luis Buñuel.

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019