6.26.2010

Color made in 70's


Stephen Shore 1973 + William Eggleston 1969 + Joel Meyerowitz 1975 + William Eggleston 1965-1968

En un mundo real, el blanco y negro sólo tendría sentido si fuéramos a vivir inmersos en una ficción perpetua, pura, sin intermediarios, pero el color generado a través del Kodakchrome se mostraría igual de ficticio. La realidad sería inconcebible ante la saturación de ese tipo de película, al igual que las buenas fotografías tampoco soportan el colorido que define el mundo real. Hay cierta incompatibilidad que separa ambos mundos. Para existir, la imagen fotográfica en color ha de renegar de la realidad sin perder su referente. No describirla, sino subvertir la materia de la que está hecha: la luz, el espacio, la perspectiva, su color. Historicamente, el desarrollo del color en fotografía, a pesar de ser paralelo a la difusión de la imagen en blanco y negro, no ha encontrado su acomodo hasta mediados de los años 60. Acomodo en el sentido de propiciar un lenguaje visual propio, una manera de expresarse al margen de la realidad sin desechar el factor realidad. Eso quiere decir que la fotografía, aún cuando refiera su temática a documentar los entornos sociales, ha de separarse de ellos hasta el punto de que el equilibrio del color y su temperatura, sus contrastes y tonalidades, vistos en su conjunto, apenas muestran de modo fidedigno la imagen tal como se habría dejado ver por el visor de la cámara. Quizás sólo se trate de una cuestión de matiz, pero en esa diferencia {que el ojo no analiza de modo espontáneo} se halla uno de los valores de la fotografía en color.

No deja de ser curioso que tres de sus renovadores más relevantes procedieran de la fotografía en blanco y negro y de un estilo próximo al reporterismo urbano en la tradición que va de Walker Evans a Robert Frank, claramente volcados a ciertas formas de fotografía sociológica que añadían una visión que se debatía entre el objetivismo {Evans} y el subjetivismo {Frank} facturados sobre los eventos. Ese subjetivismo es sin duda una conquista de la fotografía moderna, cuando ésta se desvincula en una primera etapa del mundo burgués y el retrato de cámara y, en una segunda, al concebirse la contrucción de una mirada que ya no corresponde con la impuesta o potenciada por las instituciones sociales, políticas o culturales: el libro de Robert Frank, The Americans, es una de las primeras obras en abrir esa fisura en la tradición del objetivismo social de la fotografía norteamericana, al contemplar el otro lado del sueño americano a través de un discurso que alojaba su ideal {marginalidad, visión crítica de la vida, el viaje como garantía de libertad individual, etc} en las posturas vitales de la primera generación del movimiento Beat.


Stephen Shore

{Quizás} la fotografía en color entraña una dificultad añadida. Si el blanco y negro no tiene comparación con lo real pudiendo ensanchar su juego cromático sin problematizar el concepto de realidad, el color ha de conjugar la propia visión de color que tenemos del mundo {paisajes, cielos, piel, interiores, nubes} y la ordenación de su gama cromática, de su equilibrio, en la imagen fotográfica. Curiosamente, parece más dificil hacer una buena fotografía en color que en blanco y negro, quizás porque el referente cromático del blanco y negro tan sólo se da en la imagen {dejando ahora de lado las películas especiales}, mientras que el que estipula la fotografía en color rivaliza con la realidad. La cuestión reside en que el color ha de buscar un lenguaje visual equivalente al establecido para el blanco y negro sin desmarcarse en exceso de nuestra propia percepción de los colores.

William Eggleston, Joel Meyerowitz y Stephen Shore, tres fotógrafos que, entre mediados de los años 60 y principios de los años 70, iniciaron una verdadera renovación del color fotográfico, una nueva estética que se salía del marco plástico del technicolor y resituaba la imagen respecto a la realidad. Tampoco es casual que, cada uno por su lado y con bagages estéticos distintos, comenzaran precisamente en ese momento un estudio sobre la cultura norteamerica a partir de sus imágenes, sobre las actitudes del mundo real enmarcadas en una nueva expresión del color, tanto en entornos urbanos como rurales. De modo que su influencia ha sido decisiva no sólo en relación a la fotografía norteamericana posterior, sino tambien sobre la manera en que el espectador evalúa el color, lo califica y lo diferencia. El ojo mismo se capacita para discernir la realidad de la proyección de ésta en una imagen, pero el rojo, el azul, el amarillo, cualquier color, adquiere unas propiedades distinguidas según donde se coloque y su relación con el resto de colores y formas de una fotografía dada. Hacer fotografía en color ha de suponer una reinterpretación de la luz y los colores tal como se dan ante nuestros ojos, en una calle o en medio de una estepa. Y Eggleston, Meyerowitz y Shore fueron auténticos creadores del color en fotografía.


Joel Meyerowitz + William Eggleston

He aquí algunos materiales que podrían servir para acercarse a la obra de tales fotográfos.

Web oficial de William Eggleston.
Egglestone en wikipedia
Galeria fotográfica dedicada a William Eggleston.
Una mustra del trabajo de Eggleston en J. Paul Getty Museum
Video sobre Egglestone en You Tube

Web oficial de Joel Meyerowitz.

Stephen Shore en Wikipedia

 
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