2.28.2016

Simon Barker: «Punk's dead», 1977. Notas sueltas (IV) de las clases impartidas en la asignatura «Sociología e ideología de la imagen» del «Master Photoalicante 2015-2016» de fotografía (Escuela Mistos, Alicante)



Simon Baker supone el contrapunto al trabajo de otros fotógrafos que retrataron el punk y su proceso constructivo, como Ray Stevenson. Es decir, su enfoque omite la escena musical para centrarse en instantáneas de la vida cotidiana. Como miembro del grupo The Bromley Contingent*, Barker se sitúa en un lugar privilegiado para captar momentos íntimos, y lo hace desde una perspectiva poco preciosista o estilizada (en el sentido fotográfico). Lo que prima es el instante personal, captar a sus amigos sin filtros estéticos.

* The Bromley Contingent es el nombre inventado por la periodista Caroline Coon para denominar a un grupo de seguidores y fans de los Sex Pistols en la época en que estaban iniciando sus primeros conciertos en 1976. Bromley es el nombre de un distrito al sureste de Londres, donde vivían. El grupo contribuyó a la construcción y visibilidad estética del punk. También en lo musical. Algunos de sus miembros formaron sus propias bandas o realizaron otras actividades. Por ejemplo, Siouxsie Sioux y Steve Severin formaron Siouxsie and the Banshees en 1976, Billy Idol formó Generation X, también en 1976. Simon Barker se convirtió en un fotógrafo. El contingente de Bromley alcanzó un mayor grado de notoriedad cuando Sioux, Severin y Barker aparecieron junto a los Sex Pistols en el programa de televisión del periodista Bill Grundy, en diciembre de 1976, creando una gran polémica nacional.



Casi como si se tratase de un album familiar. Ante ese tipo de fotografías nadie fija su atención en la composición, en la intención estética, en hechos como el encuadre u otro tipo de cuestiones. Simplemente se hacen para conservar un momento, a una persona. Su intencionalidad parte de un hecho lúdico, incluso intrascendente, mínimo. Pero el album siempre termina por explicar otras cosas: formas antropológicas, cotidianidad, vivencias. El album es, además, la expresión de otras necesidades del espíritu: retener el tiempo bajo las facultades de un instante.

Con el paso del tiempo, todos los albums familiares o personales adquieren un valor documental. Para uno mismo. Para la sociedad. Si contemplamos ahora aquellos albums de nuestros padres o abuelos, incluso nuestras propias carpetas de infancia o juventud, las imágenes remiten al recuerdo. El paso del tiempo. Sentimientos. Sensaciones. Pero también son reconocibles como un espacio social y cultural que, quizá, ya no existe o está en vías de desaparecer. Las fotografías familiares (y con ello también las que hacemos con amigos, en viajes, etc) nos cuentan otras cosas: cómo somos, cómo percibimos el mundo. Con el tiempo, las que hacemos hoy también se convertirán en imágenes documentales.




Y eso es lo que, precisamente, ocurre con las fotografías de Simon Barker. Parecen sacadas de un album. Fotografías de amigos en diferentes situaciones y contextos. Espacios domésticos. Clubs. Algún concierto. En el fondo, no son muy diferentes de muchas fotos que hacemos hoy. Incluso la iluminación de un flash poco cuidado creando sombras muy pronunciadas nos dice que el motivo principal no es tanto fotográfico como personal. Todas las fotografías personales o amateur trascienden con el tiempo (quizás con el paso de las décadas) ese sentido puramente personal o íntimo. Trascienden lo personal para convertirse en visiones de época.



A las fotografías de Barker hemos de añadirle otras connotaciones: registran el momento incipiente en que el punk se está configurando. Momentos vitales de unos jóvenes que, quizá, ya eran conscientes de que algo estaba cambiando, al menos si tenemos en cuenta la estética desde el punto de vista vital. Eso nos hace ver el poder que podría tener, y seguramente sigue teniendo, la capacidad de diferenciación a través de actos creativos proyectados en la indumentaria. Hoy ya sabemos lo que ha supuesto el movimiento punk para la música, el diseño, el arte, la moda, etc. Pero en ese momento no era más que algo indefinido, incipiente. Las imágenes proyectan cierta inocencia juvenil, y quizás esa necesidad de crear algo nuevo. Una búsqueda inconsciente que ha terminado por verse reflejada en el tiempo.

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019