11.13.2011

El ideal figurativo




A principios de los años 70 (en España) se empieza a percibir una crisis de las vanguardias y, correlativamente, un regreso a la pintura motivado principalmente por la agrupación de varios pintores bajo la denominación de Nueva Figuración madrileña (Guillermo Pérez Villalta, Carlos Alcolea, Rafael Pérez Minguez, Chema Cobo, Carlos Franco, entre otros), tendencia que marcaría uno de los caminos a seguir en el contexto de la movida madrileña. Un arte, por otra parte, que se alejaba de posturas ideológicas concretas y se acogía sin complejos a una despolitización generalizada, prestando mayor atención a aspectos de la vida moderna, la vida cotidiana en entornos urbanos, la representación de la juventud o los nuevos valores juveniles basados en el hedonismo. La nueva figuración ejemplificaba cómo la pintura iba a reorganizar parte del campo del arte español de los 80 por mediación de una disputa, si se quiere simbólica, que enfrentaba el papel ideológico de las vanguardias y el esteticismo de la pintura figurativa. Los aires de posmodernidad ya se habían hecho patentes en la pintura de Pérez Villalta desde mediados de los años 70 por medio de una recuperación de la tradición pictórica, el clasicismo en la representación y un historicismo que pretendía alzarse con el papel continuador de la modernidad.



Mientras la pintura volvía a mirar al pasado para rastrear modelos figurativos, su despolitización venía a cumplir un deseo no explícito de olvidar las vanguardias. Según explica Alberto López Cuenca, “es cierto que la pintura presuntamente despolitizada ocuparía el primer plano artístico en los 80, pero no como vanguardia del devenir artístico, sino como el producto más cotizado en el mercado del arte”. Desde las propias páginas de La Luna de Madrid se exclamaría: La vanguardia es el mercado, en referencia a la ascensión de Miquel Barceló en el mercado internacional del arte.

Al menos durante su fase de mayor esplendor, la pintura enmarcada en el contexto de la movida parte de tales supuestos estéticos y mercadotécnicos, con el añadido de que su procedencia original mayoritaria no habría que buscarla unicamente en los propios círculos del arte, sino en las revistas de cómic. Esta cuestión no ha sido tratada en los textos y estudios sobre el tema, siempre focalizados en la escena musical. No obstante, nos parece fundamental en cuanto que define a la perfección el contexto, un sentido interrelacional, abierto y sin complejos, de los diferentes ámbitos artísticos. En este caso, la evolución estética de dibujantes-pintores como Ceesepe, El Hortelano, Javier de Juan, etc. se puede determinar en su tránsito de las páginas de las revistas a su exposición pública en algunas galerías de arte (Buades, Fernando Vijande, Galería Moriarty) que habían apostado por la introducción de valores creativos no expresamente instalados en los cenáculos del arte y la pintura. En consecuencia, la adopción del lienzo, formatos y técnicas más apropiadas al hecho pictórico terminaría por mantener un hilo conductor estético y productivo entre la ilustración, el cómic y la pintura, favoreciendo a la vez una contaminación (no en un sentido peyorativo, sino como resultado de la interdisciplinaridad característica de la época) de las artes gráficas en el campo del arte.




Pérez Villalta será igualmente asociado a ese contexto por una obra que, desde mediados de los años 70, había optado por refundir tradiciones bien distintas en un marco cultural historicista y manierista. Los Costus (los pintores Enrique Naya y Juan Carrero) conjugaron tradición y modernidad en un modelo pictórico basado en la mezcla de dos lenguajes sociales distintos colocados en un mismo enunciado, lo que Mijail Bajtin había llamado, en su Teoría y estética de la novela, hibridación. Tal concepto se convertirá en una constante definitoria de los supuestos postmodernistas que irían tomando forma en el contexto de la movida madrileña a través de la producción cultural de bienes de consumo.



Es también un momento en el que el arte busca su mercado, un espacio mercantil donde difundir las obras y afianzar una fuerza productiva. La feria de Arte Contemporáneo (ARCO), planteada como un espacio comercial, surge en 1982 ante la necesidad de construir un mercado nacional capaz de abrirse a vías internacionales, pero también como un espacio cultural capaz de aportar nuevas audiencias al mundo del arte. Aún así, siendo su máxima prioridad la práctica del coleccionismo y la creación de ese mercado, en ARCO prevalecería, desde sus inicios hasta hoy en día, un efecto mediático que lo ha ido convirtiendo en un evento cultural multitudinario compuesto por audiencias heterogéneas. También en 1982, el PSOE había presentado un manifiesto, Por el cambio cultural, en el que se diseñaba una política cuyo objetivo se fijaría en la constitución de la infraestructura necesaria para dar salida a un mensaje cultural nuevo: “la recuperación de la capacidad de nuestro país para aportar su voz a las corrientes culturales del mundo”. Al año siguiente, 1983, se crea el Centro Nacional de Exposiciones, institución ocupada en difundir las artes plásticas contemporáneas, y el Programa Español de Acción Cultural en el Exterior, que se encargaría de organizar exposiciones de arte español contemporáneo, como Caleidoscopio español: Arte joven de los años 80 (1984). Cualquier manifestación artística empezaba a adquirir no únicamente una presencia mediática, sino también un considerable protagonismo en el espacio público con el apoyo de las instituciones.


Obras. 1) Guillermo Pérez Villalta, Personajes a la salida de un concierto de rock, 1979. 2) Juan Antonio Aguirre, El merendero, 1981. 3) Guillermo Pérez Villalta, Interior madrileño, 1978. 4) Cristóbal Bellver, Casa para una peluquera, 1980. 5) Sigfrido Martín Begué, Cibeles, 1985 6) Miquel Barceló, Funish dreams, 1984. 7) Costus, Piedad (El Valle de los Caidos), 1981. 8) Ceesepe, Clase de baile en la plaza de Kolsosmoskaya, 1982. 9) Ferran Garcia Sevilla, Paraiso 61, 1985. 10) El Hortelano, Vestido telefónico, 1980

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019