12.10.2013

Paradigmas de lo cool (VI): Lady Gaga y «The orbit»



I called all my coolest art friends and we sat in a room and I said that I wanted to make my face light up. Or that I wanted to make my cane light up. Or that I wanted to make a pair of dope sunglasses. Or that I want to make video glasses, or whatever it was that I wanted to do. It's a whole amazing creative process that's completely separate from the label.

Lady Gaga


Esas palabras de Lady Gaga describen mucho más que la mera intención estética de aderezar su música, videos y performances con un atrezzo confeccionado a medida. Responden a la voluntad de crear un sistema de producción total y vinculante que se haría efectivo en 2008 con la constitución de la Haus of Gaga, nombre que designa el equipo creativo de la cantante. Total porque, atendiendo al influjo de la Bauhaus y la Factoy de Andy Warhol, pretende autoabastecerse en todas las disciplinas artísticas requeridas. Vinculante porque todos los medios productivos están puestos al servicio de una identidad de marca que excede los márgenes de lo puramente musical. Esa relación entre la producción de nuevos significados sociales-y-culturales y la identidad como marca ya estaba presente en cantantes como David Bowie, Madonna o Michael Jackson, sin embargo Lady Gaga lleva hasta su extremo la manifestación de una nueva tipología, una figura especular que pervive en la monumentalidad de sus signos más emblemáticos. Figura sin resolver porque a cada instante reclama un mayor grado de especialización para convertir cualquier signo, objeto o gesto en un resultado mítico.

De la misma manera que Michael Jackson no hubiera podido sobrevivir sin esa transformación acelerada (del negro al blanco, de lo redondo a lo perfilado) de su rostro dando inicio a una cultura icónica basada en la mutación, Lady Gaga no puede entenderse sin los objetos que la circunscriben y hacen de ella un cuerpo siempre por hacer, es decir, un cuerpo convertido en un entorno diseñable. El mundo de los objetos explica esa nueva tipología (o más bien habría que decir topografía), donde la moda es sublimada para resituar el yo corpóreo en un espacio interior y exterior ambivalentes, y el mundo de la vida diaria se desplaza hacia un territorio que trasciende la cotidianidad. Sólo así podemos entender que la cantante llegue a los American Music Awards 2013 montada en un caballo diseñado como un autómata que oculta tras su armazón el caballo real. La realidad no importa tanto como la producción de soluciones simbólicas. Muchos otros ejemplos confirman ese cambio de dirección. Ya no es que el espectáculo se disocie de la vida común, ordinaria, sino que ésta desaparece en favor de una nueva práctica vital: el happening como estilo de vida.

Es a partir de esas premisas que podemos hablar de una concepción de lo cool centrada en el ego. El adorno, el complemento corporal y escénico, trasladan su función fetichista al imaginario creado sobre la personalidad de Lady Gaga, función de los objetos que podríamos definir como postcapitalista en tanto que supera el fetichismo de la mercancia analizado por Karl Marx para resituarse sobre un ego consumible. Esta fenomenología puede desglosarse en diferentes campos:

· El cuerpo es un sistema de producción
· El consumo es un medio narrativo
· El look es un almacen virtual
· El estilo es líquido
· Las tendencias son fragmentos híbridos, espectáculo y representación escénica
· La comunicación es global, transmediatica
· El artista es acción y soporte de branding
· La moda es marketing estratégico
· La personalidad es mutante
· La vida cotidiana es un happening

Campos* que conforman el sistema conceptual del sujeto postcapitalista y ponen de relieve tanto la espectacularización del ego como una fuente crítica sobre la sociedad contemporánea. Este cuestión, aparentemente paradójica, la trataré en otros posts para confirmar el sentido último del happening gagaiano. Valga de momento acercarse a uno de los objetos que, a mi modo de ver, representa cierta exactitud sobre esa síntesis de lo cool en Lady Gaga: The Orbit, un tocado diseñado por Nasir Mazhar en 2009 que utilizaría en un editorial de V Magazine fotografiado por Sebastian Faena y adquiriría otras dimensiones en el video Bad romance y en los conciertos de la gira de 2009 Monster Ball, envolviendo la totalidad de su cuerpo. Ya sea de un modo u otro, el objeto refiere su diseño y construcción simbólica al sistema solar: los planetas son cuerpos que giran formando órbitas alrededor de la estrella. The Orb sitúa a Lady Gaga en el centro de su propio universo. Todo gira alrededor de ella {...}

* Cada uno de esos puntos los desarrollaré en otras entradas.

A través de diferentes imágenes iremos desgranando el orden ideológico que se esconde tras el concepto de lo cool. En La silla disfuncional (y otras entradas de Así se fundó Carnaby Street) hay algunas ideas correlativas. En breve publicaré algunos posts sobre todo esto desde el punto de vista de la crítica cultural.

 
© Javier M. Reguera . Asi se fundó Carnaby Street 2007-2018 . Killed by podcast 2019